De allí los reclamos de la sociedad civil por me-
jores gobiernos corporativos, directivos compe-
tentes, participación de los accionistas de menor
cuantía en la toma de decisiones, transparencia
de información, control de las remuneraciones de
los altos directivos, desarrollo y aplicación de có-
digos de conducta, adecuadas regulaciones y
funcionarios públicos probos (Kliksberg, 2009).
También los consumidores hacen valer sus derechos
ciudadanos, básicamente a través de organizacio-
nes que los representan. Demandan productos de
calidad, precios razonables, oferta amplia, continui-
dad en el abastecimiento, salubridad y un canal de
comunicación con las empresas proveedoras. En
muchos países estos derechos están consagrados
en sus constituciones; también suelen existir empre-
sas que tienen sus propios círculos de consumido-
res que utilizan con el doble propósito de facilitar el
diálogo con ellos, así como contribuir a su educa-
ción como tales. (Toscana, Litterio y Ortiz, 2006).

25
Revista ADENAG
La empresa es uno de los grandes actores sociales,
junto al Estado y a la sociedad civil. El concepto de
corresponsabilidad exige la participación compartida
entre ellos conducente a la solución de los proble-
mas que aquejan a la sociedad. No existe la posibi-
lidad de incorporar otro actor y ninguno de ellos en
forma individual puede dar solución a la totalidad
de cuestiones que se presenten. Solo su accionar
conjunto contribuirá al desarrollo. (Fondo Fiduciario
España, Programa de Naciones Unidas para el De-
sarrollo & Universidad de Buenos Aires, et al. 2009)
En ese sentido es dable esperar su participación y
contribución a la solución de cuestiones esenciales
para el interés colectivo tales como las vinculadas con
la educación, la salud, la inclusión, la lucha contra la
discriminación, la contaminación ambiental, la insegu-
ridad y otros de similar importancia y envergadura.
Para terminar esta enunciación, y no menos impor-
tante que las anteriores, queremos hacer una breve
referencia al medioambiente. El cambio climático, más
allá de las controversias que genera conforme las dife-
rentes posiciones asumidas por sus tratadistas, es una
realidad de la cual se han hecho eco organismos in-
ternacionales de primer nivel como la Organización de
las Naciones Unidas y sus organismos dependientes
vinculados al tema. (Gilli, 2011). A su turno, a la empre-
sa se le demanda tanto la conversión de sus tecnolo-
gías conducentes a modelos limpios, el reemplazo de
materias primas, la racionalización en el uso de recur-
sos no renovables, hasta la educación para el cuidado
del hábitat. Cada una podrá contribuir conforme sus
posibilidades, sus realidades y sus especificidades.
Para completar este capítulo dedicado a la implan-
tación de la RSE, es importante considerar las
modalidades e instrumentos que las Pymes tienen
a su disposición y que, por ende, pueden utilizar
para llevar a cabo sus programas y proyectos.


You've reached the end of your free preview.
Want to read all 67 pages?