Portugal saldría ganando ya que podrá obtener por su
vino hasta 1,2 unidades de paño si comercia con Ingla-
terra (en vez de 0,88 unidades de paño sin comercio in-
ternacional) al tiempo que Inglaterra logrará por su paño
1,125 unidades de vino como resultado de ese comercio
(frente a las 0,83 unidades de vino que Inglaterra obten-
dría sin comercio).
Por tanto, si dos países I y II producen dos mercan-
cías A y B, y «a» es el número de horas de trabajo que
se necesitan en el país I para producir una unidad de A;
«b», las necesarias para obtener una unidad de B, y así
sucesivamente, el país I tendrá una ventaja comparativa
en la producción de A si se cumple que a
1
/a
2
< b
1
/b
2
y vi-
ceversa.
La existencia de costes comparativos distintos per-
mite, por lo tanto, que ambos países resulten benefi-
ciados del comercio internacional, al poder consumir
mayor número de bienes con la misma cantidad de
trabajo.
Ricardo no determinó dónde se establecería el precio
internacional al que intercambiar cada bien, aunque sí
sus límites. En el ejemplo, la relación real de intercam-
bio estaría entre 0,88 y 1,2
3
. El modelo asume una serie
de hipótesis: se refiere a dos países, dos bienes y el tra-
bajo es el único factor de producción (esta hipótesis es
específica de este modelo); las funciones de producción
son homogéneas, lo que implica la existencia de rendi-
mientos constantes a escala; ausencia de costes de
transporte y otros obstáculos al comercio, dotaciones fi-
jas de factores y la inmovilidad internacional de los mis-
mos. La crítica fundamental a la teoría es que sus su-
puestos son irreales. Las aportaciones posteriores se
basan, precisamente, en el abandono y complicación de
las hipótesis iniciales.
Contrastación empírica de la teoría de los costes
comparativos
Los primeros intentos
4
, considerados más notables,
para contrastar la validez de la teoría fueron los realiza-
dos por G.D.A. MacDougall, R. Stern y B. Balassa, con
datos de Estados Unidos y Gran Bretaña. Los tres estu-
dios concluyen que existe una alta correlación entre la
productividad del trabajo y la participación en la exporta-
ción. Sin embargo, un estudio de J. Bhagwati, en 1964,
