paradigma bajo cuyos lineamientos opera el programa académico por evaluar.
Lo anterior no significa que el grupo de pares académicos tenga
necesariamente que conocer de antemano todos los elementos del saber
reunido por los miembros de la comunidad académica de un programa; en
condiciones reales esto no es posible. Pero ello no quiere decir que no puedan
evaluar el programa, ya que conocen los elementos básicos que deben
reunirse para lograr la calidad. No es posible siempre llegar a una
correspondencia completa entre los propósitos de la formación y las
competencias del grupo de pares.
Los miembros de una comunidad académica se respetan mutuamente cuando
reconocen que cumplen con las notas esenciales del paradigma, aunque se
ocupen de problemas muy diferentes. Distintas especialidades médicas, por
ejemplo, pueden reconocer en un internista un par idóneo para emitir juicios
sobre buena parte del componente de la formación médica que tiene que ver
con esas especialidades.
El paradigma no comprende sólo saberes y habilidades; una parte importante
del mismo corresponde a las actitudes propias de la comunidad. Se ha
señalado que la utilización del término «paradigma» (en el segundo sentido,
como se lo usa en la sociología de la ciencia) tiene peligros, particularmente
por la tendencia a identificarlo con su significado en las ciencias, pero
evidentemente no se trata de homogeneizar prácticas de distinta naturaleza
sino de bautizar con ese nombre aquello que comparten los miembros de una
comunidad disciplinaria o profesional o los practicantes de una ocupación o un
oficio. «Paradigma» no designa aquí solamente el conjunto de conceptos y
principios metodológicos que el filósofo deriva del análisis del quehacer de los
científicos,
sino también los saberes y prácticas propios del trabajo de las
comunidades en los diferentes campos. Estos saberes y prácticas cambian con
el tiempo, así que también lo hacen los «paradigmas» en el sentido que
hemos dado al término.
La aclaración anterior permite atenuar otra preocupación: la del
desconocimiento del carácter dinámico de los saberes y prácticas de los que
se ocupa la educación superior. Aunque en la historia de las ciencias se hayan
examinado los grandes cambios científicos como conflicto entre paradigmas y
pueda pensarse entonces que los paradigmas no evolucionan sino que se
enfrentan y se sustituyen unos a otros, es necesario insistir en que la noción
que utilizamos aquí se refiere a lo que saben y hacen las comunidades que
producen y aplican los conocimientos en los diferentes terrenos definidos por
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disciplinas, profesiones, ocupaciones y oficios y no a cuerpos estáticos de
saberes. El paradigma, definido como aquí se ha hecho, está condicionado
históricamente y se transforma gracias a la investigación, al desarrollo de la
técnica y a las modificaciones que ocurren en los campos de trabajo. Esto no
quiere decir que no puedan reconocerse los saberes y prácticas que lo
configuran en un momento histórico determinado.


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- Spring '16
- aymer
- The American, Edad Media, Epistemología, Tomás de Aquino, Hermenéutica