(¡Oh, si supiera quién es!)
Aparte
ROSAURA:
Porque no pienses que estimo
tan poco esa confïanza,
sabe que el contrario ha sido
no menos que Astolfo, duque
de Moscovia.
CLOTALDO:
(Mal resisto
Aparte
el dolor, porque es más grave,
que fue imaginado, visto.
Apuremos más el caso).
Si moscovita has nacido,
el que es natural señor,
mal agraviarte ha podido;
vuélvete a tu patria, pues,
y deja el ardiente brío
que te despeña.
ROSAURA:
Yo sé
que aunque mi príncipe ha sido
pudo agraviarme.
CLOTALDO:
No pudo,

22
aunque pusiera, atrevido,
la mano en tu rostro.
(¡Ay, cielos!)
ROSAURA:
Mayor fue el agravio mío.
CLOTALDO:
Dilo ya, pues que no puedes
decir más que yo imagino.
ROSAURA:
Sí dijera; mas no sé
con qué respeto te miro,
con qué afecto te venero,
con qué estimación te asisto,
que no me atrevo a decirte
que es este exterior vestido
enigma, pues no es de quien
parece.
Juzga advertido,
si no soy lo que parezco
y Astolfo a casarse vino
con Estrella, si podrá
agraviarme.
Harto te he dicho.
Vanse ROSAURA y CLARÍN
CLOTALDO:
¡Escucha, aguarda, detente!
¿Qué confuso laberinto
es éste, conde no puede
hallar la razón el hilo?
Mi honor es el agraviado,
poderoso el enemigo,
yo vasallo, ella mujer;
descubra el cielo camino;
aunque no sé si podrá,
cuando, en tan confuso abismo,
es todo el cielo un presagio,
y es todo el mundo un prodigio.
Vase CLOTALDO
FIN DEL PRIMER ACTO

23
ACTO SEGUNDO
[En el palacio real]
Salen el rey BASILIO y CLOTALDO
CLOTALDO:
Todo, como lo mandaste,
queda efectuado.
BASILIO:
Cuenta,
Clotaldo, cómo pasó.
CLOTALDO:
Fue, señor, de esta manera:
con la apacible bebida
que de confecciones llena
hacer mandaste, mezclando
la virtud de algunas hierbas,
cuyo tirano poder
y cuya secreta fuerza
así el humano discurso
priva, roba y enajena,
que deja vivo cadáver
a un hombre, y cuya violencia,
adormecido, le quita
los sentidos y potencias...
No tenemos que argüir
que aquesto posible sea,
pues tantas veces, señor,
nos ha dicho la experiencia,
y es cierto, que de secretos
naturales, está llena
la medicina, y no hay
animal, planta ni piedra
que no tenga calidad
determinada, y si llega
a examinar mil venenos
la humana malicia nuestra
que den la muerte, ¿qué mucho
que, templada su violencia,
pues hay venenos que maten,
haya venenos que aduerman?
Dejando aparte el dudar,
si es posible que suceda,
pues que ya queda probado
con razones y evidencias...
Con la bebida, en efeto,
que el opio, la adormidera
y el beleño, compusieron,
bajé a la cárcel estrecha
de Segismundo; con él
hablé un rato de las letras
humanas, que le ha enseñado
la muda naturaleza

24
de los montes y los cielos,
en cuya divina escuela
la retórica aprendió
de las aves y las fieras.
Para levantarle más
el espíritu a la empresa
que solicitas, tomé
por asunto la presteza
de una águila caudalosa,
que despreciando la esfera
del viento, pasaba a ser,
en las regiones supremas
del fuego, rayo de pluma,
o desasido cometa.


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- Fall '18
- Vida, Varón, Monarca, Aves, Retórica